viernes, 27 de noviembre de 2009

Isieldel y Kanpekiel. I

- Es especial. Debemos guardarlo, no debe sufrir ningún daño.

- ¡Es inadmisible! Debemos usarlo más que a ningún otro. Su Padre nos lo ha entregado porque es la prueba de que Él nos apoya.

- No, no - meneó su cabeza- debe crecer como uno más. Eso hará que destaque entre sus "iguales" aunque siempre estará por encima. Eso será lo mejor.

- ¡¿Con los demás?! Tamaña tontería no tiene cabida en este lugar. ¡En el nombre del Altísimo! ¡Con los demás! ¿Os habéis vuelto loco, Axel? ¿Acaso no sois consciente de lo preciado que es? ¡Dejadlo fuera como líder! ¡Sí perfecto! ¡Pongámosle una diana más grande, seguro que el Caído lo valorará mucho! ¿Le colocamos una cuna en un Inferno también? Con los demás... ¿cómo podéis tener esa idea, Aubin?


Enfrascados en tal discusión no escucharon cómo una figura se acercaba lentamente.


- Caballeros... no deberían discutir delante de este bello retoño - miró al bebé alado con ternura- ¿acaso queréis que se deje llevar por vuestra furia, Karsten? Os tenía por un hombre más calmado - Se colocó frente a los tres eclesiásticos, quienes bajaron la cabeza con vergüenza - Este bebé traerá gloria a Dios, no podéis dudar eso, mas vuestro comportamiento no es adecuado - suspiró y acarició al bebé, que había despertado y miraba con curiosidad al recién llegado - Nos traerá la paz, eso debe ser la señal que nos comunica El que es como Dios, no lo olvidéis.

Desplegó sus alas en el momento en el que los primeros rayos del sol traspasaban el pequeño ventanal de la habitación. Sus cabellos dorados y sus hermosas plumas blancas sorprendían y demostraban humildad a quienes las observaban, tal era su magnificencia. Con una mirada severa, sin dejar su particular dulzura, sus ojos dorados observaron a los tres hombres que había ante él.

- Debéis decidir lo mejor para este enviado, sí, pero creo que él mismo deberá elegir su camino - Karsten hizo un ademán para hablar, pero el Ángel no se lo permitió - No desesperéis, he pensado en ello, no habría vuelto tan pronto si no hubiese recibido órdenes - asintió con una sonrisa y volviose hacia el pequeño - Yo puedo hacerme cargo de él - cogió al pequeño que reía en su brazos - No me lo llevaré lejos del Firmamento, no os preocupéis por eso, Karsten - hizo una larga pausa - simplemente lo estaré vigilando. No permitiré que ceda ante el Caído - depositó al pequeño de nuevo en su cuna - Hasta pronto, Isieldel.

- ¿Ese nombre es el que elegís para él, Kanpekiel?

Se limitó a sonreír.

- Es el que quería su madre - borró la sonrisa de su cara y volvió a su semblante serio, pero amable - El informe de mi misión es el siguiente...


Varios años después...


- ¡Isieldel! ¿Qué estás haciendo ahora?

Un joven Engel de cabellos dorados y mirada desafiante estaba completamente sucio. En el suelo había un montón de papeles y ramas secas. Unas piedras terminaban de decorar el suelo.

- ¡Kanpekiel! - el engel se levantó rápidamente y corrió a darle la bienvenida al que lo había llamado - ¿Cómo estáis? ¿Cómo os ha ido vuestra misión? - su cara rebosaba felicidad - ¿Habéis visto nuevos territorios? ¿Hay nuevas batallas? ¿Nuevas humanas hermosas? ¿Qué ha pasado?

- Calma, calma - dijo mientras se reía - con tantas preguntas vas a hacer que me estalle la cabeza - soltó una carcajada - antes responder a mi pregunta, ¿qué es ese burdo mapa y esas pequeñas piedras? ¿Acaso intentas imitar lo que te cuento?

- N...no es eso... ha sido idea mía - bajó la cabeza sonrojado - ¡No estaba imitándote! ¿Por qué iba a querer hacerlo?

- Ya veo.... - mientras lo miraba con una sonrisa burlona - así que no querrías venir conmigo verdad - suspiró - pensé que te gustaban mis historias. Es una lástima, entonces supongo que no querrás que te lleve a dar una vuelta...

- ¡Claro que quiero! - sus ojos brillaban de alegría, pero al ver la sonrisa de Kanpekiel bajó la cabeza enfadado.

- Ja,ja, ja, ¿ves? Sabía que querrías venir. Hoy es la primera vez que te dejarán ver el exterior. ¿Has aprendido ya a volar correctamente?

-N...no, he estado practicando mi discurso para cuando sea tan grande como t... que diga, como vos. Pronto conseguiré traer la gloria a la Iglesia y nuestro padre, ya lo veréis...

- Por supuesto, Isieldel. Ese es el espíritu que hace que seamos grandes - se agachó - Vamos, cógeme del cuello. Éste será tu primer vuelo fuera de este patio.

-De acuerdo -se agarró como pudo al cuello de su mentor - C...cuando queráis.

- Bien pues... ¡arriba! - con su cálida sonrisa le hizo la señal a Isieldel para que se agarrase.

Desplegó sus blancas alas y le mostró a su amigo cómo era el mundo....

[Continuará]

3 comentarios:

  1. Bueno, pues ya está acabada la primera historia que no es un boceto jeje. Aún puede cambiar la historia, pues no es definitiva, pero espero que se quede así.

    Había pensado en meter más descripciones, así que es posible que lo modifique en el futuro.

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  2. Genial tio, me ha encantado. Un líder frío con un pasado cálido.

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  3. Bueno, aún queda la parte en la que cambia de nombre y eso, pero queda mucho para eso. O eso espero jeje

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